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Un artículo de Eva Maneiro, CEO de Hydnum Steel.
El pasado 22 de octubre tuve la oportunidad de presentar el proyecto de Hydnum Steel ante la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados. Allí pude explicar por qué el acero es la columna vertebral de la civilización: es un material prácticamente omnipresente en nuestro día a día, desde la cucharilla con la que removemos el primer café de la mañana hasta el coche con el que vamos a trabajar, pasando por todo tipo de infraestructuras y utensilios cotidianos.
Sin embargo, esta columna vertebral corre serio riesgo de hacer colapsar al planeta porque esconde una verdad incómoda: el acero es responsable del 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO₂), además de un alto consumo de agua y energía.
En un momento crítico para el futuro de La Tierra, no podemos seguir produciendo acero como lo hemos hecho durante los últimos dos siglos. Sencillamente es inviable para esta, nuestra casa. La buena noticia es que otra forma de producir acero es perfectamente posible y, más que eso, es necesaria. Y en este punto España tiene la enorme oportunidad, como país, de liderar esta revolución.
El acero verde es mucho más que una alternativa sostenible. Es una oportunidad única para reposicionar a España como líder en la transición industrial verde. Tenemos abundancia de fuentes de energía renovable, somos punteros en la adopción de hidrógeno verde, tenemos una infraestructura industrial avanzada y el talento necesario para encabezar esta revolución. Todos son ingredientes indispensables para la necesaria transformación del acero. Ahora sólo resta el último detalle fundamental: la determinación institucional y la colaboración público-privada para materializar este cambio de paradigma.
Estoy segura de que esto último se producirá, porque el impacto será absolutamente transformador. Y es que producir acero de forma respetuosa con el medioambiente no solo elimina millones de toneladas de CO₂ de la atmósfera, sino que también protege cada gota de agua gracias a modelos pioneros de sostenibilidad hídrica, como el de Hydnum Steel, capaces de tratar y reutilizar aguas grises urbanas y residuales industriales.
Además de cuidar el planeta, el acero sostenible tiene garantizada la competitividad y viabilidad de su producción en términos económicos. Así lo confirman informes exhaustivos de firmas reconocidas como Morgan Stanley o Roland Berger. Las estimaciones, de hecho, dicen que hacia 2030 su coste será muy similar al de la fabricación tradicional.
Así pues, la producción de acero verde no solo responde a un imperativo ambiental, sino también económico y estratégico. En Europa, la demanda de acero libre de emisiones alcanzará los 30 millones de toneladas en 2030, mientras que la oferta proyectada será insuficiente si continuamos en el escenario actual. Países como Suecia ya han tomado ventaja, con proyectos como Stegra, respaldados por su gobierno y financiados con capital privado y fondos europeos.
España tiene todo lo necesario para liderar este cambio, desde su ventaja competitiva en costes de energías renovables hasta su creciente reputación internacional como hub del hidrógeno verde. En la reciente Global Steel Summit en Dubái quedó patente que nuestro país se percibe como uno de los más avanzados para la adopción de esta fuente de energía. Ahora necesitamos aprovechar esta percepción y consolidarla con acciones contundentes.
Estamos ante la oportunidad de situarnos a la vanguardia de una industria que será verdaderamente transformadora. Sin embargo, esto solo será posible con un compromiso decidido por parte de todos los actores. Para liderar la transición industrial necesitamos políticas públicas que impulsen la innovación, incentiven fiscalmente la sostenibilidad y fomenten una reindustrialización que posibilite revitalizar regiones afectadas por el desempleo.
Por nuestra parte, en Hydnum Steel estamos listos para liderar este cambio. Con socios estratégicos como Russula y Siemens, utilizamos tecnologías avanzadas como el gemelo digital y un modelo 100% circular que elimina los vertidos al medio ambiente. Pero para que este esfuerzo tenga un impacto real, es necesario un marco político y económico que lo haga viable.
El momento es ahora. La industria siderúrgica está en un punto de inflexión. Podemos seguir siendo parte del problema o convertirnos en parte de la solución. El acero verde no es solo una respuesta a la crisis climática; es la oportunidad irrechazable para construir una nueva industria que genere empleo de calidad, revitalice nuestra economía y sitúe a España a la vanguardia de la sostenibilidad global. No dejemos pasar este tren.