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Con motivo del 50º aniversario de Pepperl+Fuchs, referente mundial y especialista en automatización industrial, control de procesos, tecnología de sensores y protección contra explosiones eléctricas, Axel Reeg, miembro y presidente del consejo de administración de la multinacional alemana, ofreció un emotivo discurso que compartimos en exclusiva en Metalindustria.
Mi nombre es Axel Reeg. Soy abogado alemán. Ha sido para mi un honor, un privilegio y un placer el hecho de poder acompañar a la empresa durante los últimos 30 años como abogado y, desde hace más de 25, como miembro y presidente del consejo de administración. Es, en este sentido, el motivo por el cual quería felicitar a la empresa, a su plantilla, a sus amigos y también a la familia Ingunza por cumplir medio centenario y todo ello en muy buena forma.
Añado a mis propias felicitaciones la enhorabuena, los mejores deseos y los saludos más cordiales de las dos familias propietarias del grupo P+F, a las familias Michael y Fuchs, a los directores y a todos los empleados del grupo.
Hago especial mención de estos saludos cordiales y afectuosos a Doña Mónika Müller Michael, presidenta del Consejo de Administración en la matriz, a todos ustedes y, también con énfasis muy especial, a la familia Ingunza
¿Por qué digo con énfasis especial a la familia Ingunza? Les daré la respuesta: Mónika es la hija de Claus Michael, marido ya fallecido de Annemarie Pepperl, hija del co-fundador de P+F. Claus Michael tenía una relación extraordinariamente buena con Don Javier Ingunza, el fundador de la empresa que está hoy con nosotros.
Los dos, Javier y Claus, se apreciaban mucho y tenían una relación que iba más allá de lo profesional. Cuando se veían se abrazaban y se saludaban con un afectuoso “¡hombre!”. Los dos compartían el amor por las buenas comidas y los vinos tintos de esta región tan dotada y maravillosa, pero tenían algo más en común: la dedicación a trabajar con seriedad y de manera honrada y correcta, el afán por tener la casa en orden y una visión realista hacia el futuro y, por fin, algo más, que es el sentido de familia.
Y es por ello que la integración de la ex-SOVERIN en la familia P+F llegó a ser un éxito rotundo. En ello, este sentido de familia fue instrumental. Compartiré una prueba de ello: En 1996, cuando Javier Ingunza pensaba en retirarse como jefe de la empresa, entrevistamos Javier, Claus y yo a toda una serie de candidatos para la sucesión de Javier – y ninguno nos convenció.
Entonces Claus le preguntó a Javier: ¿No sé te ocurre otro candidato? Javier esperó un momento y luego respondió: “Bueno, tengo otro hijo más, que tal vez …” Claus, de inmediato, le interrumpó y le dije: “Pues, llámale, a ver si le apetece… “ y pocos meses después, Iñigo Ingunza asumió la gerencia de la empresa y luego la posición de consejero delegado que sigue teniendo hasta ahora. Iñigo Ingunza, hoy en día, lleva más de 27 años en esta posición y lo está haciendo con gran éxito, con seriedad, lealtad a la matriz, empatía hacia la plantilla y hacia los clientes y un profesionalismo apropriado. También, Iñigo, a lo largo de estos años se ha convertido en un amigo personal, del que me puedo fiar siempre.
Esta es la historia de la integración de SOVERIN, empresa familiar, a P+F, empresa familiar, y del éxito de la familia Ingunza. Y con ello, les ruego levantense con sus vasos para compartir un brindis por P+F España, por su plantilla, por la familia Ingunza y por grupo P+F. ¡Muchas gracias!