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La AEA ha elaborado el “Macroproyecto tractor: Industria de la Transformación circular del Aluminio en España 2025”, que busca que las empresas españolas del sector puedan acogerse a las medidas de apoyo a la industria del FRR para superar la crisis de la Covid-19 y mitigar los riesgos de un impacto más grave en la cadena de valor.
La Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficies (AEA), que representa a más de 600 empresas del sector, quiere manifestar su preocupación por la falta de resolución del conflicto abierto en ALCOA, asociada de la AEA, que actualmente negocia la venta a la SEPI de la fábrica de aluminio primario de San Ciprián (Lugo).
La AEA es consciente de los momentos de incertidumbre y reajustes que se están viviendo, agravados como consecuencia de la crisis sanitaria a raíz del coronavirus. La AEA quiere destacar la importancia de la única fábrica de aluminio primario que sigue activa en nuestro país, y subraya la importancia de la industria como motor económico que debe salir reforzada tras la actual crisis sanitaria. Una coyuntura en la que, señala AEA, es más necesario que nunca mantener la capacidad productiva de materia prima de aluminio en nuestro país y los puestos de trabajo asociados.
En un momento en el que ha quedado patente la necesidad de diversificar las fuentes de riqueza del país, la AEA cree que se deben realizar firmes esfuerzos en favor de la industria y la producción en España asegurando su irremplazable aportación al PIB. En este sentido, la AEA apuesta por la continuación de la fábrica y de su actividad, un objetivo al que al que el sector no puede renunciar y para el que pide el máximo compromiso de las Administraciones Públicas.
Debemos subrayar que las instalaciones de San Ciprián son las únicas que fabrican actualmente aluminio primario en España, por lo que representan una fuente de suministro muy valioso para el resto de empresas del sector que se dedican a los trabajos de laminación, fundición y extrusión. La AEA representa a unas 600 empresas encuadradas en este último subsector que dan empleo a más de 8.000 trabajadores de forma directa; son las empresas dedicadas a la fabricación y distribución de productos extruidos a partir de los denominados tochos de extrusión. En España se consumen anualmente alrededor de medio millón de toneladas de tochos de extrusión, de los que una gran parte proceden tradicionalmente de San Ciprián.
Con estos datos sobre la mesa, es evidente la importancia de estas instalaciones para muchas de las empresas del sector, y debemos insistir en seguir apostando porque haya producción nacional de materia prima de aluminio, capaz de garantizar un suministro en cualquier circunstancia para poder abastecer a la industria del sector de transformación que se dedica a la laminación, la extrusión y el moldeo.
El secretario general de AEA, Jon de Olabarria, explica que son varios motivos, que ahora se han visto acentuados por la crisis sanitaria, los que han conducido a esta situación. “En primer lugar, está el hecho de que China representa actualmente el 60% de la producción mundial. Hace unos años China era importador neto de aluminio primario, pero las enormes inversiones estatales en el sector del aluminio les han proporcionado una balanza exterior muy favorable, convirtiéndolos en exportadores netos”.
En este sentido, el secretario general de AEA destaca, además, que recientemente la UE ha instaurado un arancel provisional para los productos extruidos procedentes de China tras haberse denunciado por la Asociación Europea del Aluminio (EA) la realización por parte de los exportadores chinos de prácticas anticompetitivas (dumping).
“En segundo lugar, el precio de la energía en España no está jugando a favor de la producción nacional en la competencia con estos mercados. La energía representa hasta el 40% del coste de producción del aluminio primario, con un precio de la electricidad en España que puede llegar a los 45 €/MWh, mientras que nuestros competidores europeos están pagando entre 27 y 30 €/MWh”, subraya Olabarria que añade finalmente que “con esta diferencia resulta altamente complicado competir, ya que tanto las materias primas (bauxita) como el producto final (aluminio primario) son ‘commodities’ que cotizan en los mercados internacionales, con la consiguiente inexistencia de margen de maniobra”.
A este respecto, la aprobación por parte de la Comisión Europea del reglamento de empresas electrointensivas, remitido por el Gobierno español, es una buena noticia que esperamos contribuya eficazmente a la solución del problema.
Al mismo tiempo, desde la AEA creen que el momento actual es el indicado para iniciar un plan de recuperación industrial que permita garantizar un suministro sin interrupciones, que sitúe al sector español a la altura de nuestros competidores en Europa, y que vaya acompañado de la implantación del modelo sostenible necesario para continuar el camino hacia la anhelada transición ecológica y lograr los objetivos de una economía circular.
Por ello, la aea ha elaborado el “Macroproyecto tractor: Industria de la transformación circular del aluminio en España 2025”, que pretende que las empresas españolas del sector puedan acogerse a las medidas de apoyo a la industria que se establezcan con financiación a cargo al fondo europeo de recuperación y resiliencia (frr) para superar la crisis de la COVID-19 y mitigar los riesgos de un impacto más grave en la cadena de valor. Unas acciones que van a conseguir que nuestra cadena de valor sea más resistente, competitiva y menos dependiente de otras regiones.
La industria del aluminio está liderando la transición hacia una economía circular y climáticamente neutra, situándose al inicio de extensas cadenas de valor que son esenciales para los ciudadanos: transporte (40%), construcción (30%) y embalaje (20%), sin olvidar que estamos ante un material íntegra e infinitamente reciclable sin pérdida de sus propiedades, lo que lo hace idóneo en el marco de un futuro sostenible.
Por ello, debe considerarse detenidamente el impacto económico y social inmediato de la crisis de la COVID-19 en las cadenas de valor de la industria del aluminio en nuestro país. Las cadenas de valor y de suministro que se han visto interrumpidas deben fortalecerse y ser más resistentes a las conmociones económicas haciendo que seamos, además, menos dependientes de las materias primas estratégicas de otras regiones. “Una reducción de la producción en España no hará sino aumentar nuestra dependencia de las importaciones primarias con una huella de carbono significativamente mayor, algo sobre lo que es el momento de reflexionar”, señala Olabarria.
La AEA quiere recalcar también la solidez de la industria española del aluminio, que destaca en los mercados europeos por su nivel tecnológico, su competitividad y su excelente relación calidad-precio. Actualmente, la industria de la extrusión exporta a la Unión Europea alrededor del 50% de los perfiles extruidos que se fabrican en España. Desde la Asociación confían en que la buena tendencia y el crecimiento de la actividad de los últimos años continúe en el futuro, a pesar del bache que deja tras de sí el coronavirus.
La AEA representa dentro de la transformación del aluminio a la industria de la extrusión, que está integrada por las empresas que transforman el material en bruto por el procedimiento de deformación en caliente del mismo nombre, consistente en utilizar grandes prensas hidráulicas para obtener perfiles de aluminio con diferentes formas y usos.
Esta industria, que utiliza como materia prima los llamados tochos de extrusión, es uno de los tres grandes canales que conforman el mercado global de la transformación del aluminio, integrado también por el sector de laminación, cuya materia prima son las placas de laminación y por el sector de fundición, que utiliza como materia prima los lingotes de fundición, donde se encuadran los fabricantes de piezas para diferentes sectores, con el automovilístico a la cabeza.
ALCOA es responsable de la fabricación de estos tres tipos de productos de aluminio primario, aunque como socio de la AEA lo es en función de su actividad de fabricante de la materia prima necesaria para el proceso de extrusión.