Está en boca de todos. La inteligencia artificial y la IA generativa están transformándolo todo, y la industria del metal no es ajena a todo ello. Por esa razón, son muchos los que a diario se plantean interrogantes cruciales sobre el futuro de sus empresas y sobre la que será su nueva forma de trabajar. ¿Son estas tecnologías otra moda pasajera más, como tantas otras, o representan realmente un cambio de paradigma en el sector?
En definitiva, vivimos momentos de enorme complejidad. Una era de evolución constante que exige que las empresas del sector metalúrgico tomen decisiones cruciales en todos los niveles de sus operaciones. Y la pregunta que surge es: ¿cómo tomar decisiones efectivas en un entorno tan volátil e incierto?
La evidencia sugiere que la IA y la IA generativa representan un cambio de paradigma en la industria del metal. Su capacidad para mejorar la eficiencia operativa, optimizar procesos de producción y facilitar el mantenimiento predictivo es demasiado significativa para ser ignorada. La razón está en que estas tecnologías no solo transforman la forma en la que se fabrican los productos, sino que permiten además a las empresas del sector adaptarse rápidamente a las demandas del mercado y, por supuesto, mejorar la calidad de sus productos. Las pruebas están ahí, al alcance de todos, pudiendo destacar, entre otras, las siguientes:
- Optimización Operativa: Los algoritmos de IA pueden predecir patrones de demanda, optimizar inventarios y mejorar la eficiencia operativa en la industria del metal. Esto es posible gracias a que la IA puede analizar grandes volúmenes de datos para predecir tendencias de mercado y comportamiento del consumidor, permitiendo tomar mejores decisiones, a modo de ejemplo, tras analizar datos de múltiples fuentes para identificar patrones emergentes y tendencias futuras. A este respecto, y con relación a la eficiencia operativa, quisiera recordar que España se encuentra a la cola de la OCDE en evolución de la productividad. De hecho, Entre 2018 y 2023, la productividad del país cayó un 4%, frente al crecimiento medio del 4,6% de los países de la OCDE. Ante esta situación, surgen las preguntas: ¿cómo pueden las empresas del metal beneficiarse de estas tecnologías? ¿Y qué aportan este tipo de herramientas frente a una situación así? Según PwC, los sectores con mayor exposición a la IA están experimentando un crecimiento de la productividad laboral casi 5 veces mayor (4.8 veces) que los sectores menos expuestos. Esto nos sugiere que la adopción de herramientas de inteligencia artificial no solo es crucial para mantenerse competitivos, sino que también puede ser un factor determinante para impulsar la recuperación y el crecimiento en un entorno que resulta cada día más desafiante.
- Optimización de Procesos de Producción: Desde su llegada, la IA está transformando los procesos de producción en la industria del metal siendo capaz de optimizar cada etapa del ciclo productivo. Esto es posible gracias al uso de algoritmos avanzados que pueden analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, permitiendo así identificar ineficiencias, así como de proponer, frente a éstas, soluciones inmediatas. A modo de ejemplo, aplicada a la planificación de la producción, la IA ayuda a prever la demanda y, de esta forma, a ajustar los volúmenes de fabricación, evitando como resultado, tanto el exceso como la escasez de inventario. A todo esto, habría que añadir que la automatización de procesos mediante la incorporación de robots inteligentes mejora enormemente la precisión y velocidad de ejecución de tareas repetitivas, lo que reduce el riesgo de errores humanos y aumenta la consistencia del producto final. En esta misma línea, la aplicación de la IA permite controles de calidad automatizados de mayor precisión, detectando defectos en los productos durante su fabricación y asegurando que solo aquellos que cumplen con los estándares lleguen al mercado.
- Mantenimiento Predictivo: Y, de la misma forma, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando el mantenimiento predictivo en la industria del metal al permitir una gestión más eficiente y proactiva de los activos de una empresa. Gracias a la capacidad que tienen estas herramientas para analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, las empresas pueden identificar patrones y anomalías en el funcionamiento de sus máquinas antes de que se produzcan fallos con mayor precisión. Esto se logra mediante algoritmos de aprendizaje automático que procesan información proveniente de sensores y dispositivos conectados, lo que permite anticipar problemas y, como es lógico, programar intervenciones de mantenimiento en el momento más adecuado. Por otro lado, es interesante recordar que la IA mejora también la precisión de los modelos predictivos utilizados hasta el momento, al ser capaz de adaptarse continuamente a medida que se recopilan más datos, lo que se materializa en una reducción significativa de los tiempos de inactividad no planificados.Para terminar, tan solo añadir que, al automatizar decisiones críticas, como la activación de alertas o la programación de paradas preventivas, las empresas pueden optimizar la utilización de recursos y minimizar los costes operativos.
En pocas palabras, es cierto que son momentos de alta complejidad que exigen tomar decisiones a todos los niveles. Pero, como hemos visto, el valor para el sector no puede ser ignorado, aunque los desafíos sean enormes. La buena noticia es que el camino a seguir, y las claves para hacerlo con éxito, son evidentes y me atrevo a decir que mucho más sencillas de lo que muchos se imaginan en estos momentos:
- Captación y retención de talento: Será necesario el establecimiento de mecanismos eficientes para captar y retener un talento que cada día parece más escaso, pero que existe y que en muchos casos está deseando empezar. Para abordar esta problemática, será esencial que las empresas implementen estrategias efectivas que no solo atraigan a nuevos profesionales, sino que también mantengan motivados a los empleados actuales. A modo de ejemplo, las empresas deberán ofrecer salarios atractivos que se alineen con las expectativas del mercado. Esto no solo incluye un salario base competitivo, sino también la incorporación de nuevos beneficios adicionales. Y, por supuesto, será fundamental que las empresas sean capaces de ofrecer oportunidades reales de crecimiento y promoción interna para motivar y retener al talento interno a largo plazo.
- Formación y adaptación: El sector deberá invertir en formación (tiempo y dinero) y también en que los equipos sean capaces de adaptarse a estas nuevas tecnologías. Será imprescindible implementar planes de formación específicos para que los equipos puedan dominar y aprovechar las nuevas tecnologías emergentes. Además, los planes de desarrollo profesional deben ser claros y accesibles. Pero además será necesario la puesta en marcha de herramientas que desarrollen una cultura de aprendizaje capaz de incorporar con eficacia todos esos nuevos conocimientos.
A lo que habría que añadir, como es lógico, la necesidad de llevar a cabo inversiones significativas en infraestructura tecnológica. Las empresas deberán destinar recursos económicos para adquirir y actualizar hardware, software y sistemas que les permitan mantenerse competitivas en un entorno cada vez más digitalizado. Las empresas que no inviertan en tecnología corren el riesgo de quedarse atrás frente a competidores que sí lo hagan, y no tengo ninguna duda de que serán la mayoría, porque al día de hoy es una cuestión de supervivencia.
Sin embargo, aunque pueda parecer un gasto importante a corto plazo, estas inversiones en tecnología son fundamentales para garantizar la eficiencia operativa, mejorar la productividad y posicionar a la empresa de cara al futuro. En definitiva, invertir dinero en nuevas tecnologías no es un lujo, sino una necesidad estratégica para el crecimiento y la supervivencia empresarial en la era digital. Por todo ello, la sensación de pérdida de control puede llegar a ser abrumadora en muchos momentos. No obstante, se trata, sin duda, de un esfuerzo que merecerá la pena a todos los niveles.
Porque la nueva era transformación digital que nos llega con la inteligencia artificial no es solo una opción; es una necesidad imperante para sobrevivir y prosperar en el mercado actual. En este escenario es más importante que nunca que los líderes del sector adopten una fuerte mentalidad de crecimiento y también que vean estos cambios como una evolución necesaria, aunque dé vértigo.
La clave está y estará, como siempre, en mantener un medido equilibrio entre la innovación y los valores fundamentales de una compañía, asegurando que la tecnología sirva como un facilitador para cumplir los objetivos estratégicos. Como me gusta decir, no podemos anclarnos al pasado, pero la solución tampoco está en pasarnos de “modernos”. Tan peligroso es un camino como el otro. Y esto hace que el proceso de adaptación a esta nueva realidad resulte mucho más fácil para todos. En definitiva, no tengo ninguna duda de que si seguimos este camino el éxito estará prácticamente asegurado. El gran reto está, y estará, en que, como parte de una empresa, debemos asumir también una responsabilidad individual que permita que con nuestras acciones diarias seamos capaces de marcar el ritmo que necesita la incorporación de esta tecnología al sector del metal. Un sector en el que nos hacen falta muchas personas dispuestas a hacerlo. ¿Personas como tú?