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Un artículo de Universal Robots, compañía danesa que es experta en robótica colaborativa.
Sin soldadores, el mundo se vendría abajo. Literalmente. Y dado que los trabajos de soldadura son cruciales para las comunidades de todo el mundo, la demanda de especialistas no dejará de crecer a lo largo de la próxima década. Pero, paradójicamente, la mano de obra en la industria tiene un futuro incierto. Pese al problema estructural del paro en España, el número de vacantes ascendió en 2023 a una media de 148.000, según datos del INE. Es un problema que se ha multiplicado por 2,3 en una década y que tiene en la soldadura una de las áreas más afectadas.
Desde SynerBot, Ignacio Chinchilla comenta: “Estamos viviendo una ausencia de relevo generacional, ya que las nuevas generaciones han dado la espalda a este fascinante oficio de la soldadura, lo que ha provocado que no se pueda cubrir la alta demanda de vacantes de trabajo que existen en todo el mundo. La paradoja actual es que hay empresas con capacidad de desarrollo profesional, con pedidos y con la posibilidad de ampliar su negocio que no pueden hacer frente a este crecimiento por falta de mano de obra directa”.
La soldadura es un oficio técnico a la vez que creativo. Requiere un ojo humano entrenado y una impresionante destreza manual en los trabajos más complejos. Sin embargo, no está exenta de desafíos. El trabajo en sí es peligroso por naturaleza y los trabajadores están cerca de temperaturas extremadamente altas, materiales fundidos y vapores y gases de soldadura. También puede ser repetitivo, ya que a menudo consiste en soldaduras largas y simples o cientos de soldaduras idénticas. Como era de esperar, hay menos jóvenes que se dediquen a la soldadura y que desarrollen estas habilidades y competencias profesionales.
Por tanto, se vuelve más difícil satisfacer la creciente demanda de soldadura. Pero ¿y si los soldadores pudieran encontrar una herramienta para hacer que las condiciones y la carga de trabajo resultaran más satisfactorias? Aquí es donde entran en juego los robots.
La soldadura automatizada existe desde hace varias décadas, aunque durante mucho tiempo solo estuvo disponible para casos específicos. Por ejemplo, se crearon enormes robots para ayudar a soldar el interior de los barcos en la década de 1980. Inicialmente, la automatización industrial era una opción viable solo para las grandes empresas que operaban en entornos de alto volumen y pocas variaciones. Pero hoy en día el mercado de los cobots para soldadura es muy relevante. Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), las aplicaciones de soldadura representaron casi una de cada cinco nuevas instalaciones de robots en 2021. Su principal destino fue la industria automotriz.
Sin embargo, teniendo en cuenta la gran cantidad de detalles y habilidades involucrados en la soldadura, abordar la escasez de mano de obra cualificada reemplazando completamente a los humanos con máquinas automatizadas de soldadura no es la solución. La industria necesita un enfoque colaborativo que ayude a los soldadores a aumentar la productividad.
Como señala Javier García, de Voestalpine Böhler Welding, especialista en equipos de soldadura e integración en robótica y automatización en España, “las nuevas generaciones no se incorporarán a la industria para hacer labores repetitivas como por ejemplo soldar 300 unidades de una misma pieza al día, pero sí pueden ver como un desafío utilizar la robótica colaborativa, una herramienta moderna e intuitiva que realizará junto a ellos esas piezas en un tiempo muy inferior”.
Después de todo, la soldadura no consiste solo en producir. La industria exige creatividad y habilidades de resolución de problemas para ofrecer resultados que satisfagan los criterios, códigos de diseño y normativas de calidad. Aquí es donde un robot que colabora con mano de obra cualificada puede agregar valor real, al tiempo que crea entornos de trabajo más seguros.
Sin embargo, la soldadura con robots colaborativos no se empezó a generalizar hasta hace cinco años, tras un impresionante proceso de innovación en diferentes empresas del sector.
Esta adopción tardía es en parte una cuestión de concienciación y en parte debido a la percepción de los soldadores, que representan un oficio cualificado. Se hace eco de este punto de vista Will Healy III, Global Welding Segment Manager de Universal Robots, quien afirma: “No debemos olvidar que los soldadores se ven a sí mismos como artistas, y con razón, pero la suma de una fuerza laboral cada vez más reducida con una demanda creciente de habilidades de soldadura hace que el oficio necesite evolucionar”.
Los expertos de la industria consideran la soldadura por arco, la soldadura de hilo continuo con gases inertes (MIG) o con gases activos (MAG), la soldadura de hilos tubulares (FCAW) y la soldadura por gas inerte con electrodo refractario de tungsteno (TIG) como una primera aproximación a las técnicas de soldadura colaborativa, seguidas de cerca por el corte por plasma, el esmerilado y la soldadura láser, la soldadura de pernos por descarga de condensadores o por arco y gas de aporte, o eventualmente algunas soldaduras por resistencia. Otros usos de la robótica colaborativa en el sector son las labores adicionales de esmerilado, pulido, procesos de calidad y verificación, entre otros.
Los cobots no solo pueden empoderar a los soldadores para sacar más provecho de su arte, sino que también mejoran su satisfacción laboral. Están eliminando las partes repetitivas y peligrosas, priorizando que los trabajadores cualificados puedan continuar con la tarea en cuestión. Los soldadores que usan cobots conservan su libertad creativa y son imprescindibles para enseñar al cobot en qué puntos soldar y qué parámetros de soldadura deben aplicar.