21 de mayo, 2019
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Entrevista a Mikel Niño, responsable de Industria 4.0 de Tecnalia.

Mikel Niño es responsable de Industria 4.0 en Tecnalia y coordinador de la estrategia del centro tecnológico para la transformación digital de la industria. Es Doctor Internacional en Ingeniería Informática y Máster en Dirección de Empresas y cuenta con 20 años de carrera profesional vinculado al mundo de las tecnologías de la información y la creación, dirección y gestión de negocios. Niño ha sido director de varios programas de promoción empresarial de las tecnologías de la información en colaboración con la Administración Pública. Ha sido también consultor de negocio digital en proyectos internacionales de la Comisión Europea, socio fundador de varias startups y director de una aceleradora para emprendedores TIC, además de formador y consultor para directivos en materia de estrategia y tecnología. En los años previos a su incorporación a Tecnalia, Mikel Niño ha desarrollado una tesis doctoral especializada en la creación de productos y servicios basados en explotación de datos para la Industria 4.0, colaborando en paralelo con empresas tanto industriales como de servicios digitales en proyectos de Big Data y analítica de datos.

Llevamos varios años hablando de Industria 4.0. ¿Cómo definiría lo que significa para un recién llegado?

Yo comenzaría por desmitificar la etiqueta “4.0”, entendiendo la transformación digital no como algo que acaba de aparecer en nuestras vidas y en los negocios, sino como algo que se viene produciendo desde hace tiempo, sólo que apoyado en diferentes innovaciones digitales según su evolución en el tiempo. Digamos que el desarrollo de la tecnología y la coyuntura socioeconómica de cada momento generan una ventana de oportunidad en torno a una serie de tecnologías digitales, que las hace especialmente valiosas para impulsar la competitividad de un negocio, pero que pasado un tiempo se ‘comoditizan’ y pierden ese valor de oportunidad porque básicamente todo el mundo las está usando y tu única motivación para adoptarlas es no quedarte atrás. Ahora mismo nos encontramos en un momento en el que existe una ventana de oportunidad para las empresas industriales en torno al aprovechamiento de determinadas tecnologías clave, principalmente digitales, que se encuentran en el grado de innovación y madurez adecuado para habilitar una diferenciación del negocio y un impulso de su competitividad. Las estrategias tanto de agentes públicos como de grandes empresas para impulsar y promocionar el aprovechamiento de estas tecnologías toman diferentes nombres según el lugar, y en nuestro entorno más cercano ha arraigado el de “Industria 4.0” por influencia de la estrategia que Alemania comenzó a definir en 2011 y presentó en 2013 con ese nombre.

¿Cuáles son los pilares sobre los que se sostiene la Industria 4.0?

Habría tres pilares principales que definen esa ventana de oportunidad que comentaba antes. Uno lógicamente es el ecosistema de tecnologías habilitadoras (los también llamados “habilitadores digitales”) en torno a las que identificamos esta oportunidad para una mayor competitividad. Hablamos de monitorización y analítica avanzada de datos, mantenimiento predictivo, visión artificial, robótica flexible, realidad virtual y aumentada, Blockchain, fabricación aditiva…

Un segundo punto clave lo componen los diferentes ámbitos de aplicación en la empresa industrial donde se generan las posibilidades de integrar estas tecnologías. No sólo estamos hablando de integrarlas en los procesos productivos dentro de la planta o en los productos fabricados, sino también en todos y cada uno de los activos clave (máquinas, componentes, utillajes…), en torno a las propias personas de la empresa a quienes podemos ubicar en el centro de la innovación para hacer su trabajo más sencillo y seguro, o incluso en toda la cadena de valor que conecta a la empresa con sus clientes y proveedores. El tercer pilar lo definen los retornos de negocio que la empresa quiere buscar con estas innovaciones, centrados sobre todo en la diferenciación del negocio, la reducción de costes y el incremento de la flexibilidad y la eficiencia. Aquí hablamos de optimizar los consumos y la utilización de los activos, minimizar el defectivo en su fabricación, adecuar mejor la oferta a la demanda, maximizar la seguridad en el entorno de trabajo, reforzar la venta de sus productos con servicios de valor añadido, etc.

Estos tres pilares definen un modelo de referencia para que la empresa analice las posibles combinaciones de todos estos elementos, sus riesgos tecnológicos y el potencial impacto en el negocio. De esa manera cada empresa industrial puede diseñar su hoja de ruta personalizada y priorizada para desplegar su estrategia de innovación en el marco de la Industria 4.0.

¿Qué nivel de implantación tiene en la industria española?

La realidad en la industria española es, como no podría ser de otra manera, muy heterogénea. Por un lado, la situación de los diferentes sectores industriales es muy diversa, por ejemplo, en términos del grado de automatización del que parten, de dónde residen sus necesidades para lograr un mayor retorno de esta transformación o del impacto en la cadena de valor interempresarial en la que se integran.

Por otra parte, el peso de la industria dentro del PIB de cada lugar y su papel dentro de las estrategias de especialización de innovación territorial es muy diferente, y eso ha hecho que esas políticas de promoción e impulso al aprovechamiento de la ventana de oportunidad de la Industria 4.0 hayan arrancado antes y conseguido más avances ahí donde el peso de la industria es más representativo. Respecto a indicadores agregados que nos permitan una comparación dentro de la Unión Europea, el avance en cuanto a digitalización a nivel global se sitúa por encima de la media europea, aunque lejos de los países punteros en este ámbito, que tradicionalmente han sido los del norte de Europa.

¿Qué porcentaje de empresas españolas pueden decir que tienen un sistema 4.0 de fabricación?

Si nos atenemos al marco que describía antes, no estaríamos hablando de tener un “sistema 4.0” como tal, sino de que la integración de esas tecnologías clave que citaba anteriormente le generan a la empresa una serie de retornos y beneficios que le permiten avanzar en determinadas características competitivas. Hablamos de progresar en su automatización, conectividad (interna y con otros agentes de su cadena de valor), flexibilidad, ecosostenibilidad, orientación a servicio, etc. Y aquí lógicamente podemos identificar diferentes grados entre las empresas respecto a su avance en estos ejes clave, en la medida en que han ido integrando esas innovaciones.

¿Cuántos años lleva Tecnalia desarrollando soluciones relacionadas con la Industria 4.0?

Nuestro trabajo como centro de investigación y el conocimiento experto de nuestros equipos nos facilita estar en punta de lanza previendo esos escenarios futuros de oportunidad y “abriendo camino” y pavimentándolo tiempo atrás, para que después las empresas puedan construir negocio en ellos reduciendo los riesgos tecnológicos. Por tanto, si nos referimos a colaborar con empresas industriales desplegando esas tecnologías que hoy en día conforman la ventana de oportunidad de la Industria 4.0, tendríamos que remontarnos a mucho antes de la aparición de ese término. Por poner un ejemplo ilustrativo, hace ya casi 20 años que empezamos a trabajar diseñando inteligencia artificial para la monitorización y mantenimiento avanzado de componentes críticos en equipos industriales y de transporte.

¿Cuáles son las soluciones 4.0 que Tecnalia ha desarrollado en los últimos años?

En el ámbito de monitorización y analítica de datos, hemos trabajado con varios fabricantes de máquina herramienta como Zayer o Ibarmia desplegando sistemas de captación, visualización y análisis de los datos de sus máquinas, con lo que además han podido desplegar plataformas de servitización para ofrecer a sus clientes el servicio de monitorización en tiempo real, análisis de sus procesos de mecanizado y mantenimiento predictivo de componentes y utillajes. En este contexto, también lo hemos desplegado en componentes específicos como rodamientos de automoción, o en la monitorización global de procesos de fabricación para controlar la calidad de producto.

El ámbito del mantenimiento predictivo es uno de los principales focos donde hemos actuado, no sólo en máquina herramienta o en ferrocarril como comentaba antes, sino también por ejemplo en prensas, máquinas de inyección o en el sector eólico, previniendo roturas y prolongando el tiempo de vida útil de componentes críticos en aerogeneradores. Hemos desplegado también sistemas de visión artificial que permiten la inspección de calidad en tiempo real de todo tipo de productos y piezas detectando diferentes tipos de defectos y desviaciones geométricas. Aquí destacaría el sistema que hemos desplegado con éxito en varias empresas siderúrgicas para la inspección en línea de barras de acero a más de 1.200 grados controlando la aparición de grietas y otros defectos superficiales. Y la inspección por visión artificial no se limita a estas industrias, ya que también hemos actuado en la industria agroalimentaria monitorizando plagas en cultivos, determinado el grado de madurez de los frutos o inspeccionando automáticamente el interior de envases. Otro ámbito es el de la seguridad de las personas trabajando en las plantas, donde por ejemplo hemos desplegado pulseras de seguridad y localización automática para zonas de riesgo y espacios confinados, que se han utilizado por ejemplo en las paradas de mantenimiento de la planta de Petronor.

Estos serían sólo unos ejemplos, ya que en general estamos viviendo un importante crecimiento en nuestra actividad colaborando con la industria en el despliegue de este tipo de soluciones y diseñando su hoja de ruta estratégica dentro de la Industria 4.0. En el último año habremos incrementado en torno al 30% nuestro volumen de proyectos en este ámbito y actualmente estaremos colaborando con más de un centenar de empresas industriales, alrededor del 70% pymes.

De las nuevas tecnologías, ¿cuáles han tenido más éxito?

La principal revolución que ha impulsado la Industria 4.0 ha sido la visión del dato como un activo de negocio a explotar y todo el desarrollo reciente que ha abaratado y potenciado las tecnologías que soportan el ciclo de vida del dato: su captación, su transmisión a plataformas donde almacenarlos y explotarlos, y su explotación mediante analítica avanzada y modelos de diferentes tipos dentro del paraguas general de la Inteligencia Artificial.

La mayor parte de aplicaciones 4.0 que se han implantado con éxito en las fabricas están relacionadas con estas tecnologías (sensores IoT, plataformas Big Data, modelos predictivos de datos), pero no sólo por su aplicación directa para monitorizar procesos y extender el tiempo de vida útil de las máquinas, sino también por su integración con otras tecnologías que llevan ya tiempo en las fábricas como la robótica y la visión artificial y que gracias a estas nuevas capacidades refuerzan su valor para la industria. Por ejemplo, el desarrollo de los modelos de aprendizaje automático llamados “deep learning” ha supuesto un gran impulso al despliegue de sistemas de visión artificial mucho más flexibles y potentes a la hora de detectar patrones de imágenes que pueden ser empleados para detección de defectos o reconocimiento de objetos.

De una manera similar, la integración de la robótica con los sistemas de visión para percibir el entorno y reconocer objetos y con la capacidad de cómputo para resolver complejas optimizaciones en tiempo real le proporciona un enfoque mucho más flexible a las posibilidades de automatizar operaciones en las fábricas, lo que evita tener que invertir en una nueva línea de automatización ante nuevas configuraciones de trabajo.

¿Y qué nuevas tecnologías va a costar más que lleguen a las empresas?

Aquellas en las que la inversión en equipamientos aún sea demasiado elevada y no se hayan acumulado suficientes evidencias que den una cierta garantía de su retorno. En la medida en que en estos casos se consigan equipamientos más ergonómicos, con mejores prestaciones y se reduzcan sus costes, se podrán consolidar las primeras referencias de casos de éxito que facilitarán su adopción en más empresas.

¿Qué nuevas tecnologías van a aparecer en los próximos años?

Indudablemente, hay que poner el foco en el despliegue de la tecnología 5G como un gran habilitador digital transversal que potenciará muchas de las soluciones de las que estamos hablando. Esto permitirá disponer de dispositivos IoT mucho más sostenibles y con mayor vida útil, lo que facilitará la capacidad de sensorizar a bajo coste cualquier tipo de elemento susceptible de generar un dato a capturar y explotar. También, por otra parte, hará mucho más eficiente el funcionamiento de las soluciones basadas en la transmisión inmediata de grandes volúmenes de información, como pueden ser los entornos visuales y las simulaciones virtuales. Esto nos hará estar preparados para una nueva generación de aplicaciones en tiempo real, como, por ejemplo, las que vendrán ligadas al despliegue de los vehículos de guiado autónomo.

¿Qué tecnologías pueden acabar siendo descartadas por su dificultad de implantación o por sus elevados costes?
Resulta complicado de vaticinar ya que muchas veces la ventana de oportunidad en torno a una determinada tecnología tarda tiempo en encajar por diferentes factores, así que no habría que descartar un encaje a futuro. Por poner un caso, gran parte de los modelos de aprendizaje automático en los que se basa la analítica predictiva de datos llevan ya décadas con nosotros, y otros sectores como la banca o las empresas aseguradoras llevan tiempo utilizándolos. Ha hecho falta que se desarrollen otras tecnologías, cada vez más potentes y de costes más reducidos, para asegurar una gran disponibilidad de datos y su procesamiento eficiente, y esto es lo que ha facilitado una “segunda juventud” de la analítica de datos y su encaje en la ventana de oportunidad de la Industria 4.0.

En la jornada organizada por Advanced Factories en Bilbao, usted se cuestionó “Tecnologías 4.0, sí, pero ¿dónde? ¿para qué?”. ¿Cuál es su valoración?

Esto se relaciona directamente con dos cuestiones que comentaba antes. Una es el análisis que cada empresa debe hacer respecto a los posibles ámbitos de aplicación (los “dóndes”) y retornos de negocio (los “para qués”) de las tecnologías habilitadoras de la Industria 4.0, para identificar las acciones prioritarias donde mayor impacto va a lograr. La otra es que la realidad industrial es muy heterogénea y por tanto los puntos de partida en cuanto a automatización y digitalización van a ser muy diferentes en cada caso.

Por tanto, a la hora de afrontar ese análisis del “dónde” y “para qué” del despliegue de las tecnologías 4.0, no podemos quedarnos únicamente en una reflexión de alto nivel porque la conclusión no puede ser la misma para una fundición, para un fabricante de bienes de equipo o para un OEM de automoción, por citar sólo unos ejemplos. No existe una receta universal de “Industria 4.0 para todos”. Partiendo del marco de referencia a alto nivel que nos da la Industria 4.0, debemos seguir avanzando en hibridar esa visión con el conocimiento detallado de la realidad de estos diferentes sectores industriales, y trabajar de manera personalizada con cada empresa.

Hay sectores muy innovadores que enseguida apuestan por las nuevas tecnologías, como el aeronáutico y el de automoción. ¿Cuánto tiempo costará llegar a otros sectores? ¿Hay sectores más tradicionales donde va a costar más que se implante la Industria 4.0?

Aunque es cierto que sectores como los citados pueden partir de una innovación más consolidada, en Tecnalia, como decía, también llevamos años trabajando intensamente con sectores como la máquina herramienta, la siderurgia o la industria agroalimentaria desplegando este tipo de innovaciones. Al final, la clave está en especializar las oportunidades que genera la Industria 4.0 a la realidad de cada sector y cada empresa en particular.

Naturalmente, en escenarios con una innovación menos consolidada el despliegue de estas tecnologías será progresivo y hará falta afianzar primero una serie de habilitadores básicos (por ejemplo tecnologías de automatización o de conectividad) que no tienen un mismo nivel de despliegue en todos los sectores. Por eso es importante que cada empresa haga una reflexión particularizada a su caso concreto, para ser consciente de su situación actual y la de su cadena de valor, y así identificar cuáles son los puntos de actuación prioritarios para mejorar y avanzar desde ese punto de partida, de entre todas las posibilidades que le ofrece este ecosistema de tecnologías.

¿Es caro implantar tecnologías 4.0 en una empresa? ¿Es para todo el mundo o a cada cual según su tamaño?

La oportunidad es global pero la estrategia, como decíamos, debe ser personalizada para cada cual, siguiendo esa máxima de ubicar las tecnologías adecuadas al servicio de los “dóndes” y “para qués” que aseguren el impacto de negocio minimizando los riesgos y costes, y con una priorización clara de actuaciones progresivas a corto, medio y largo plazo para asegurar unos primeros retornos inmediatos que comiencen a rentabilizar la inversión. La realidad de cada empresa y de la cadena de valor en la que se encuadra es la que debe guiar ese ejercicio de priorización para trazar la hoja de ruta adecuada a su caso.

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